El organismos más rápido del mundo no puede verse compitiendo en una carrera o siendo portador de una medalla, de hecho, realmente no -corre-, sino que su aceleración es tan veloz que resulta totalmente impresionante, ya que hablamos de un hongo muy pequeño, llamado Pilobolus.
Pilobolus, encargado también de descomponer la materia orgánica, crece normalmente en el excremento de vacas o caballos, del cual se alimenta mientras enriquece a la tierra, hasta que empieza a quedarse sin excremento para seguir sobreviviendo, luego de esto ocurre algo increíble: el hongo deja de comer y se reorganiza para convertirse en una estructura alta con una bola de células en la punta llamada esporangio, capaz de detectar la luz solar.
La ósmosis infla el esporangióforo (estructura que porta al esporangio, parecida a un tallo) hasta tener la presión ideal para explotar y generar un lanzamiento similar al de un misil. El esporangio es lanzado con una fuerza equivalente a 20.000 veces la fuerza de gravedad, a una velocidad de 25 metros por segundo, el cual alcanza su velocidad máxima en dos millonésimas de segundo.
Se lanza hacia un pastizal cercano, donde es probable que pasten otro caballo o vaca. El Pilobolus resiste el ataque de los ácidos gástricos y sobrevive a través del tracto gastrointestinal y, sin germinar, sale otra vez a la luz con las heces fecales. Iniciando nuevamente el ciclo.
Referencias:
Page, R. M. (1964). Sporangium discharge in Pilobolus: A photographic study. Science, 146(3646), 925-927.
Venegas, M. I. Q., & Vera, R. F. P. BIOLOGÍA II.